viernes, 7 de febrero de 2014

La casa del Diablo (1ª parte)


A raíz del estreno de Planet Terror y Death Proof, allá por el lejano 2007, surgió una extraña pero interesante tendencia: rodar películas de terror con argumentos estrambóticos o directamente absurdos, con la premisa de homenajear estéticamente a la Serie B setentera y ochentera más casposa, cutre y encantadora. Esa que se encontraba en las esquinas más oscuras de los ya tristemente fallecidos videoclubs.
Estos films (la mayoría decepcionantes, salvo excepciones como Hobo whit a shotgun o Machete), como ya digo, no sólo trataban de imitar los argumentos disparatados de aquellas viejas películas de terror, sino también su estética, así que ya os podéis imaginar cómo iba la cosa: pósters con un diseño que simulaba desgaste y bordes rotos, títulos de créditos de aspecto retro, banda sonora igualmente retro y (esto no os lo sabría decir con seguridad) filtros de imagen que simulaban los arañazos, motas de polvo e imperfecciones en el negativo, lo cual hacía que la película tuviese un intencionado aspecto desastroso. Pero ya os digo, no sé si esto último lo hicieron más películas o sólo Planet Terror y Death Proof
En cualquier caso la broma tuvo gracia, hasta que, como no podía ser de otra forma (y a la fiebre zombie actual me remito), se pusieron pesados y repetitivos, y no había huevos de encontrar una película de terror de bajo presupuesto cuyo póster no imitase el estilo de los 70 y 80.

Y ahí radica la cuestión a la que quería llegar con todo el rollo que estoy soltando: la inmensa mayoría de las películas que jugaban al Grindhouse se quedaban sólo en un póster resultón con aires retro, porque cuando veías la película descubrías que allí no había nada de los 70 y 80, sino que se trataba de una simple película de terror mediocre. Es más, las propias Planet Terror y Death Proof son infieles a la estética y décadas que homenajean, y ojo, que ambas películas me encantan, pero vamos a ser sinceros.





En Planet Terror todo es retro, y la imagen está llena de arañazos y quemaduras, y la banda sonora parece que la ha compuesto John Carpenter para alguna de sus locuras ochenteras, pero luego ves esos efectos especiales que, sin ser nada del otro mundo, te sacan de esa máquina del tiempo que pretendía ser la película. Secuencias como la del helicóptero triturando zombies con sus aspas, o esos efectos digitales que, sí, cantan mucho, pero con ellos se consiguen cosas que hace cuarenta años habrían sido imposibles. En otras palabras: Planet Terror es algo así como una película casposa de altísimo presupuesto y hecha con los medios de hoy en día, y eso es algo que, bajo mi punto de vista, Robert Rodriguez debería haber evitado. ¿Quieres hacer una película como la de los 70? Bien, pues hazla como si estuvieses en los años 70, así que olvida el CGI y los efectos especiales de última generación.

Y en Death Proof ocurre tres cuartos de lo mismo. Todo muy retro y desgastado, un argumento absurdo y genial, pero amigo Tarantino, campeón, si diriges TAN JODIDAMENTE BIEN y te marcas esos planos secuencia y esas persecuciones que quitan el hipo, no parece que estés haciendo un subproducto de videoclub rodado con 4 duros. Menuda paradoja..., ¡está mal que la dirija tan bien! 
Pero bueno, ya os digo que todo esto que estoy comentando en realidad me importa un pimiento porque tanto con Death Proof como con Planet Terror me lo paso pipa, aunque me he enrollado demasiado, y lo que debería haber sido una introducción de cinco líneas para hablar de La casa del Diablo se ha convertido en toda una entrada, así que no sé si seguir o dejarlo para mañana, que es tarde, tengo frío y esto se me ha ido de las manos. 

Decidido, mañana continúo... 

2 comentarios:

  1. Yo creo que no era tanto imitar las películas de la época como recuperar su espíritu. Por eso no me parecía mal el uso de efectos especiales actuales y que estuviesen ambientadas en la actualidad, porque era cuestión de espíritu, que es lo que pretendían el resto de películas surgidas entonces (ahora no entro aquí en la calidad de esas películas). Para mí es diferente el caso de House of the Devil porque la historia justifica su ambientación en los años 80. De ahí que sea la única, para mí, que realmente parece un film de la época, en oposición al resto de revivals, cuya intención era recrear y no duplicar. Lo que demostró esta moda, de todos modos, es que si no tienes un buen guion, un buen director y buenos actores, da igual lo exactamente que dupliques una peli al estilo retro: seguirá siendo una mierda.

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    1. Bueno, yo creo que la cosa no iba sólo de imitar el espíritu (esos argumentos imposibles), sino también la estética.
      Bajo mi punto de vista, La casa del Diablo sigue exactamente esa misma tendencia, sólo que esta película sí que consigue parecer un título ochentero. Y digo esto porque, el hecho de que transcurra en los 80 no es razón para que toda la película tenga la estética de esa década, así que imagino que Ti West buscaba resucitar, no sólo el espíritu, sino también la estética de este cine, pero bueno, no quiero profundizar demasiado, que en breve postearé la segunda parte de la entrada :D

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