Como ya sabréis, últimamente colaboro con otro foro llamado La Sociedad Supersecreta (entrad sin miedo, que es muy bueno), en el que también hablo de cine, pero no de cualquier manera. No quería escribir reseñas de películas al uso, sino desvariar un poco y centrarme en detalles gilipollescos, pero siempre enfocando el tema hacia el cine. Y bueno, básicamente quería dedicar mi blog personal a las reseñas de películas, libros, tebeos, etc. Habréis notado que hace tiempo que no me voy por los cerros de Úbeda, ¿y sabéis por qué es eso? Porque soy un ser insignificante, y cuando se me ocurre una idea que da juego para desvariar, la reservo para La Sociedad Supersecreta.
Esta entrada en concreto tenía pensado publicarla allí, pero como hoy es sábado, me espera una noche de mierda en el trabajo y no me apetecía romperme mucho la cabeza, he decidido, en honor al nombre de la entrada, complicarme la vida, ya que ahora tendré que pensar en otra cosa para publicar en LSS y gastar este cartucho en mi blog.
La idea se me ocurrió viendo Birdman, pero llevaba tiempo dándole vueltas a una tendencia que me parece un poco absurda aunque muy respetable, incluso admirable: las ganas de complicarse la vida.
No sé si es porque yo soy una persona que siempre trata de hacer las cosas por el camino menos complicado (dentro de la legalidad, obviamente) o qué pasa, pero veo que hay cineastas a los que les gusta llenarse el camino de ascuas innecesariamente, aunque en el fondo les estoy agradecido porque el resultado final suele ser digno de aplauso.

Y ahora es cuando me dices que la has rodado así para darle aspecto de obra teatral. No cuela. Tú y yo sabemos que si la hubieras rodado de forma convencional, el resultado habría sido el mismo.

Y lo mismo podría decir de Charlize Theron en Monster, o de Steve Carell en Foxcatcher.
El día que decidan rodar un biopic sobre Marilyn Manson seguro que eligen a John Goodman sólo para demostrar que pueden conseguir que se perezca.

Cualquier director que no estuviese como un cencerro habría elegido a varios actores para interpretar al chaval en sus distintas edades, pero el desquiciado de Richard Linklater, haciendo uso de una paciencia y perseverancia que baje Dios y lo vea, alargó el rodaje durante doce largos años.
¿Elogiable? Sin duda. ¿Innecesario? También.
Nota aclaratoria: He sido profundamente sarcástico y cabrón a modo de broma. Es verdad que esa forma de complicar las cosas me parece innecesaria (si yo fuese director no me metería en esos pantanos), pero en absoluto le resto un ápice de valor al trabajo de estas personas. Al contrario, los admiro.
Tienes un premio en mi blog, cuando puedas te pasas.
ResponderEliminarOk, muchísimas gracias! :)
EliminarNo, al diablo. Tienes razón, muchos realizadores se complican las cosas sólo para lucirse. Estos artificios las utilizan con el único propósito de ser efectistas, para desviar la atención de los espectadores. Lo malo es cuando las películas no tienen ninguna otra virtud aparte de estas estratagemas, pues entonces sólo se ven pretenciosas y huecas. Me gustan estas ideas cuando tienen un propósito, como la narrativa en reversa de Memento, pero si están ahí porque sí, me suelen repeler.
ResponderEliminarEn Birdman, por ejemplo, sentí que Iñárritu quería pretenderse original y aventurado, obviando a los que conocemos "Rope", que tiene el mismo formato; o "The Russian Ark", que es, sin trucos, una toma única. Oye, si vas a cometer la locura de filmar un plano secuencia de dos horas, al menos sé el primero en hacerlo.
PD: Me gusta mucho Birdman.
Estoy contigo. Lo bueno de Birdman es que si le quitas el formato "plano secuencia perpetuo" te sigue quedando una gran película, por eso no me molesta.
EliminarYo no lo considero "complicar las cosas", sino probar cosas nuevas, sean más fáciles o más difíciles. Me gustan las películas en las que se arriesga, siempre puede salir algo bueno en alguna. De otra forma, el cine no evolucionaría.
ResponderEliminarLa idea de Richard Linklater me ha parecido original, aunque hizo algo parecido cuando rodó la trilogía "Before" -solo que en esta el paso de los años se ve en distintas películas-.
Por supuesto, yo soy el primero que, cada vez que un director hace un experimento de este tipo, el día del estreno estoy en la sala de cine. Lo que ocurre es que me paro a pensar en que si yo fuese director, posiblemente se me ocurrirían formas más sencillas de resolver las cosas. Soy un vago, lo admito jaja
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