Antes de nada, disculparme por estos días de ausencia en el blog, pero el puente me ha quitado mucho tiempo por motivos laborales (si, trabajo más en fines de semana y festivos, por eso detesto estos días y adoro los de entre semana), pero bueno, una vez concluido este asqueroso puente vuelvo a la normalidad, y qué mejor forma de hacerlo que con una buena película.
A la caza cuenta la historia de un policía infiltrado en el mundo gay que intenta atrapar por todos los medios posibles a un asesino en serie especializado en dar matarile a homosexuales, pero este agente de la ley pronto empezará a sentir los efectos secundarios (psicológicos, sobre todo) de tener tanta polla cerca.
William Friedkin, su director, hace tres cosas que ya hizo anteriormente con su obra maestra, El exorcista; por una parte se basa parcialmente en hechos reales. Por otra, trata de buscar un realismo malsano y sucio, y creo que en este filme lo consiguió más que en El exorcista, ya que la historia se presta más a esto último. Y finalmente, cabe destacar también el uso de imágenes subliminales (porno gay, para ser exactos), con el propósito, imagino, de crear incomodidad en el espectador.
Friedkin, al igual que el protagonista de la película, también pasó varias noches inmerso en el ambiente gay y sadomasoquista de Nueva York, con el fin de empaparse bien de este mundillo y dar mayor verosimilitud al filme, algo que consiguió con creces. Sólo hay que ver las secuencias que trascurren en el interior de locales gays.
Este último punto fue criticado por la comunidad homosexual, ya que acusaba a la película de dar una imagen estereotipada, sucia y viciosa de los gays.
Uno de mis puntos favoritos de la película es su ambiguo final, pues se puede interpretar de varias formas y eso siempre da mucho juego, ya que implica directamente al espectador, quien agradece que no se lo des todo mascadito como si fuese tonto.
El reparto está encabezado por Al Pacino, Karen Allen y Paul Sorvino, además de contar con un pequeño papel del siempre efectivo (y feo) Joe Spinell.
El año pasado escribí un artículo en profundidad sobre A La Caza (Cruising, en el original y vocablo de argot gay), sin duda uno de los films más fascinantes de los 80's y otra obra maestra de Friedkin.
ResponderEliminarEsta peli me gusta bastante. No sé si viste el post que hice sobre ella, en la que amplío alguno de los detalles que mencionas. El caso es que es una película fantástica y muy interesante.
ResponderEliminarcabrero, totalmente de acuerdo en que es una obra maestra de Friedkin, un tipo del que no he visto demasiado, pero todo me ha encantado.
ResponderEliminarRaül, creo recordar que si leí tu entrada hace tiempo. Y si, interesantísima película :)
Cabrero, Cruising no es un vocablo del argot gay (o al menos no sólo). Literalmente quiere decir "navegando", y se empezó a utilizar más o menos hacia los años 60 por los jóvenes de ambos sexos que se dedicaban a salir de noche a pasear con sus coches para ligar. De ahí que a partir de entonces "cruising" pasara a ser interpretada como una manera de decir "salir a ligar" o "pasear sin un objetivo fijo". Lo que finge hacer hace el personaje de Pacino (ir de bar en bar, para ver si pilla cacho) se diría "cruising" fuera gay o hetero.
ResponderEliminaruy! no conocía yo esta película, pero con lo bello que sale Al Pacino... tendré que apuntármela, por lo menos.
ResponderEliminarBea ¡hasta se le ve el pompis!
ResponderEliminarHola! Me apunto el film porque no lo conocía. De paso decirte que me gustaria formar parte de tu lista de seguidores, pero no encuentro el boton para añadirme... y no sé como hacerlo. Y no se si es un problema del blog o mi compu...
ResponderEliminarBueno, un saludo.
hola daniel! El botón para seguir el blog está un poquito más abajo del recuadro de visitas, en la parte superior del blog.
ResponderEliminargracias y bienvenido!