Sentencia de muerte

Este es uno de esos remakes que todo el mundo critica negativamente y a mí me gustan. Lo mismo que me ocurre con el remake de Pesadilla en Elm Street, que ni de coña me parece tan malo como lo pintan. 

James Wan se atrevió a modernizar El justiciero de la noche, ese clásico setentero protagonizado por Charles Bronson, aunque la película de Wan se parece a la original lo mismo que un huevo a una castaña, pero oye, lo agradezco. Si veo un remake no es para que repitan fotograma a fotograma la película original, sino para que haya algo distinto y matices nuevos. De lo contrario no le veo sentido. 

La estructura de la película es la misma: hombre cabreado porque su familia ha sido asesinada se toma la justicia por su mano y forma la de Dios. Y aquí es donde terminan las similitudes con el film original de Michael Winner.

En lugar de encontrarnos con un protagonista con aspecto de tío duro, como Bronson, nos endiñan a Kevin Bacon, un actor que tiene pinta de todo menos de bastardo con mala leche. Esto para mí es un punto a favor, puesto que la gracia está en contar cómo un hombrecillo normal y corriente, padre de familia, trabajador y atento, termina convertido en una máquina de matar desquiciada. 

Si yo fuese un pandillero, lo último que haría sería asesinar al hijo de alguien que se pareciese a Bruce Willis, Jason Stathan, o peor aún, Charles Bronson. Sólo digo eso.

Por lo demás tenemos una película de acción más que digna, incluso notable para mi gusto. No entiendo por qué tan malas críticas si es una película entretenida y muy bien realizada. 

Claro que no es una obra maestra, pero tiene momentos bordados, como la secuencia de la gasolinera, el tiroteo final o la escena en la que el protagonista es perseguido incansablemente por los pandilleros, culminando esta parte con un tenso plano secuencia en un parking. 

Obviamente no es una película de terror, pero hay momentos que, ya sea por la sórdida ambientación o la constante sensación de amenaza que se respira, pueden producir cierta inquietud. O al menos a mí me puso los pelos de punta en varias ocasiones. 

Otra cosa que me ha gustado es la forma en la que Sentencia de muerte se aleja de las formalidades políticamente correctas y aburridas.

Nuestro antihéroe no sólo amenaza y ladra, sino que también muerde, y si es necesario volarle la cabeza a alguien a sangre fría, lo hace. ¿violencia gratuita y sin sentido? Sí, ¿y qué?

O el padre del jefe de la banda de pandilleros, que aún sabiendo que el protagonista va a liquidar a su hizo, no mueve un dedo. Lo comprende, y hasta casi lo agradece. 

Y los tiros. No he visto mejores tiros desde No es país para viejos, en serio. Esos tiros en los que la cámara se queda quieta, dejándonos disfrutar claramente de la destrucción que ocasiona un cartuchazo, ya sea en una persona o en una pared. 

Para muchos es un detalle insignificante, pero no sabéis lo mucho que disfruto viendo como en un mismo plano, sin cortar, alguien le mete dos tiros a otro alguien. Me gusta ver esa destrucción; sangre, carne, astillas y cemento volando por los aires.

Es posible que la película beba mucho de Taxi Driver, especialmente en su recta final. Imagino que James Wan lo hizo adrede, pero tampoco es algo que me importe ni me moleste. Ambas películas acaban de la forma que tienen que acabar; con el protagonista metiéndose de cabeza en la boca del
lobo a punta de pistola y a por todas, convertidos en algo que no son. En algo que se asemeja demasiado a sus enemigos. 

Pura épica violenta, sucia y salpicada de sangre, como debe ser.

En resumen, otro remake decente que añadir a la lista.