Supersalidos

Soy raro para las comedias, y rara vez una película me hace reír como Dios manda. Hablo de pasármelo bien de verdad, no de esbozar un puñado de míseras sonrisas. Eso para mí no cuenta.

Supersalidos tardé mucho en verla, y es que semejante mierda de traducción de título no creo que atraiga a nadie, salvo a algún cani descerebrado con ganas de hacerse una paja con las escenas subidas de tono y poco más. 

No voy a disculparme por pensar que Supersalidos iba a ser el típico bodrio protagonizado por adolescentes salidos que persiguen coños como perros en celo, babeando y poniendo los ojos en blanco. Niñatos que se emborrachan, fuman marihuana y, en definitiva, se pasan la película haciendo el imbécil y soltando guarradas por la boca. ¿Es eso Supersalidos? SÍ, pero no.

La cosa es que al final hociqué y fui al cine casi por obligación, y señores, me lo pasé de putísima madre. Tuve que tragarme mis palabras y arrepentirme por no haber ido antes a verla.

Como ya he dicho, Supersalidos es otra película de adolescentes descerebrados y calentorros, pero joder, en esta película se da algo que no suele ser habitual en este tipo de cine: un guión decente.

El film está lleno de buenos diálogos, ingeniosos, graciosos y cerdos. Como leí en su momento, Supersalidos es la películas de adolescentes calientes que hubiese hecho Tarantino.

Las primeras buenas vibraciones me llegaron nada más empezar la película, con unos créditos encantadoramente retro, igual que el resto del metraje. Todo destila aroma ochentero, desde la temática y el tono hasta la banda sonora. 

Jonah Hill, Michael Cera y Christopher Mintz Plasse no sólo dan vida a unos personajes bien construidos y carismáticos (y patéticos, eso por supuesto), sino que también bordan sus interpretaciones, demostrando ser unos grandes actores.

El humor escatológico abunda, y mucho, no vayamos a esperar chistes inteligentes y refinados, pero cuando este tipo de comedia está bien llevaba, da gusto pasar casi dos horas escuchando guarradas y tacos. 

Pero no sólo hay humor guarro, también tenemos una historia bien estructurada y llena de ritmo. Es imposible aburrirse con esta película. Es como mezclar ¡Jo, qué noche! con Desmadre a la americana o Porky´s, añadiéndole un final considerablemente ambiguo.

El trabajo de dirección del calvorota Greg Mottola también es muy reseñable, aunque con Paul me dejó bastante indiferente. Eso sí, Adventureland recibió muy buenas críticas, y aunque aún no la he visto, tengo el presentimiento de que me va a gustar.