Creo que no es necesario recordar la influencia que la figura de Charles Manson y su panda de lunáticos seguidores ha ejercido sobre la filmografía de Rob Zombie (rara es la película de éste cineasta en la que, tarde o temprano, no se acaba mencionado a Manson), plagada de homenajes al seco cine de terror de los 70 y referencias enfocadas a la cinefagia del personal.
Pero aún no toca hablar de Charles Manson, ya que el díptico La Casa de los 1000 cadáveres/Los Renegados del Diablo comienza como una referencia más directa (y casi única) a La matanza de Texas.
La casa de los 1000 cadáveres es más que un homenaje al film de Tobe Hooper; es un remake videoclipero. Adolescentes idiotizados tirados en mitad de la carretera, familia de psicópatas a cada cual más enfermo y desquiciado... sí, lo dicho, un remake de colorido hortera y ritmo frenético.
Tengo casi comprobado al cien por cien que cuando surge una película de éstas características, es decir, fuera de su tiempo y tratando de emular los viejos clásicos (del género que sean), el artífice de todo, la mente pensadora que hay detrás del filme, es un amante del cine, no un empresario hambriento de dinero, pensando en hacer la película de cualquier forma, quitársela de encima y empezar a ganar pasta.
La casa de los 1000 cadáveres, pese a sus carencias, está hecha por alguien que conoce el género, y lo más importante de todo: lo ama.
Y eso se nota, no cabe la menor duda. Pensad en una lista de directores que sean conocidos, entre otras cosas, por su cinefagia; ahí está Tarantino, Vigalondo o el propio Rob Zombie. Todos ellos tienen en común que, dejando de lado los gustos personales del espectador, hacen buen cine, con sello propio, fácilmente identificable.
Cuando el director trabaja desde el cariño y el respeto hacía el medio en el que se mueve, el resultado se nota.
Pero no nos vayamos demasiado por las ramas. Como ya he dicho, La casa de los 1000 cadáveres no es una película perfecta, pero al estar realizada por un tipo que conoce la materia prima con la que trabaja, el resultado es mucho más satisfactorio de lo que cabría esperar.
Por otra parte es comprensible que muchos no soporten ésta película debido a ese montaje lleno de colorines, locura y frenesí. De hecho, a mí me costó bastante entrar en el juego durante el primer visionado, pero una vez acostumbrado a esa Matanza de Texas videoclipera, todo es un camino de rosas (lo que no significa que la película no pueda parecerte un truño y punto, claro está).
Pero a Rob Zombie parece que no le interesaba hacer una película tan realista y seca como La matanza de Texas, ya que, aunque se note su influencia, el film de Zombie sólo conserva la esencia más básica; La granja en mitad de ninguna parte. La familia de psicópatas. Las víctimas en mitad de una situación grotesca y demencial. Todo ello aderezado con buenas dósis de satanismo redneck.
El resto es pura fantasía (la recta final con esos monstruos biomecánicos) y locura sin complejos, al contrario de lo que ocurría en la película de Hooper, dónde el espectador era testigo de unos actos que perfectamente podrían darse en la realidad, tanto por su sobriedad como por su verosimilitud. Se podía empatizar con las víctimas, mientras que en el film de Zombie esto resulta casi imposible debido a que, aunque el envoltorio pueda parecer creíble (familia de locos, por qué no), todo el contenido es puro cómic y chuflas ultraviolentas y malhabladas. Y admito que me encanta.
Rob Zombie sabía lo que podía dar de si lo que tenía entre manos, así que, al igual que ocurre con La matanza de Texas y otras tantas películas de terror clásicas, creó varios elementos icónicos, como el personaje del Capitán Spaulding (mucho más aprovechado en la secuela) o el Dr. Satán.
Otro punto a favor, puesto que cuando una película cuenta con personajes u objetos icónicos, es porque algo se ha hecho bien, y además, cuando existe algo que ayuda a identificar fácilmente la película (la motosierra de Cara Cuero, la máscara de hockey de Jason, el guante de cuchillas de Freddy, etc.), contribuye a que ésta pueda terminar convirtiéndose en un título de culto.
No es una garantía de éxito, obviamente, pero sí una ayudita.
CONTINUARÁ...
Bueno, a mí esta peli me hizo gracia pero poco más. Es divertida no lo negaré y a mí no me costó entrar en el ambiente del film como mencionas en el post que te costó. Otra influencia de Hooper, además de la obvia, podría ser The Funhouse. En todo caso, prefiero la segunda, aunque al tener un tono más realista elimina varios personajes de esta peli. Y si mencionarás a Charles Manson, supongo que habrás ya corregido la historia errónea y absurda que mencionabas en La semilla del diablo, con Anton LaVey organizando asesinatos (que algo salga en Internet no quiere decir que sea verdad).
ResponderEliminarjaja no sólo la he corregido, sino que también eliminé toda la parte que comentaba La semilla del Diablo, ya que lo único de lo que hablaba era del caso Charles Manson y casi nada de la peli.
EliminarA mí me encanta, le agarré cariño desde la primera vez que la vi y desde entonces es una película a la que mi hermano y yo volvemos de vez en cuando. Es increíble que una película pueda ser tan divertida y cruel al mismo tiempo.
ResponderEliminarAdemás amo a Otis, oh.
Saludos.
Yo recuerdo que ya era fan de ésta película antes incluso de poder verla jaja en el ordenador del instituto tenía puesto de fondo de pantalla una imagen del Dr. Satán, y cada vez que los profesores la veían me hacían cambiarla!
EliminarY sí, Otis es muy grande, tanto como el actor que lo interpreta.
Pues me gustaría añadir que para mí Sid Haig es el puto amo como Capitán Spaulding. Y como cualquier cosa que haga, lástima que un actor tan camaleónico y con tanto talento no tenga la fama que se merece.
ResponderEliminarSid Haig es otro grande, claro que sí. El primer recuerdo que tengo de éste actor es en la película Coffy.
EliminarNunca me pareció que fuera una película terrible, sobre todo para ser un debut. Sí, se nota que Rob Zombie ama lo que hace, con tantos guiños y detalles que huelen a homenajes. Este filme demostró que Zombie puede imaginar escenarios, criaturas y personajes bastante buenos, pero honestamente nunca le encontré cabo ni rabo a este película. El filme en sí me parece un desorden de ideas que, después de un tiempo, se vuelve sumamente incoherente. Todo iba por el mismo lado hasta que aparecieron las... cosas ésas en la jaula, los zombies inútiles y poco activos en el foso, las criaturas steampunk del Dr. Satan y demás detalles que sencillamente me sacan de clima. Además, el modo en que Zombie editó esta película, con tantas tomas de colores invertidos y los segmentos de vídeo casero, me resulta algo soso.
ResponderEliminarLo que más me gusta de este filme es la familia Firefly, más que nadie el Capitán Spaulding; pero para eso tengo The Devil's Rejects, que me pareció mejor dirigida, más cruda, más realista y de mejor guión.
Sin duda The Devil´s Rejects es infinitamente superior en todos los aspectos, y también estoy de acuerdo en que La casa de los 1000 cadáveres es un poco disparate, especialmente en su recta final (es como si metes robots en La matanza de Texas). Parece que Rob Zombie quería hacer algo tan loco y siniestro, que la cosa empezó a dejar de tener sentido, pero bueno, igualmente es una película que me gusta mucha, y posiblemente sea por lo loca que resulta.
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