martes, 18 de diciembre de 2012

Django


Siendo ya inminente el estreno de Django Unchained, la nueva película de Quentin Tarantino, me parece oportuno hablar sobre el otro Django, el primero, el inigualable. El de Sergio Corbucci.
Eso sí, antes de nada quiero aclarar que Django Unchained no es un remake de Django, del mismo modo que Malditos Bastardos no era un remake de Aquel maldito tren blindado (hubo confusiones en éste aspecto, ya que el título original de Malditos Bastardos, y el título que se le puso en EEUU a Aquel maldito tren blindado sólo se diferencian en dos faltas ortográficas). El incluir un protagonista llamando Django no es más que uno de los miles de homenajes que Tarantino hace en sus películas al cine que le gusta, pero me juego lo que queráis a que cuando se estrene la película saldrá el típico listo acusándola de no parecerse en nada a la cinta de Corbucci. SEGURO. 

Bueno, vamos al tema. 
Django es un spaghetti-western en toda regla, en la misma línea de los perpetrados por Sergio Leone. Y cuando digo en la misma línea quiero decir que es un western sucio y violento, no como lo que hacía John Wayne y sus buenas maneras. 
La película nos cuenta la llegada de un extraño hombre, llamado Django, a un pueblo que vive atemorizado por una banda de criminales encapuchados. De éste personaje no sabemos mucho, salvo que la muerte de su esposa lo dejó destrozado (resulta curioso que su mujer muerta le ayude, metafóricamente, a vencer a los malos), y que lleva consigo un ataúd en cuyo interior guarda una ametralladora que no sabemos de dónde demonios ha sacado, pero que sabe usar muy bien.
Django casi podría emparentarse con un superhéroe atormentado en la línea de Batman; un tipo de pasado oscuro que en la actualidad se dedica a vagar por ahí y hacer justicia cuando es necesario.
No es un pícaro, un cazarecompensas o un forajido como solía ocurrir en el cine de Leone, sino que se trata de una especie de justiciero, aunque esto por suerte no implica que sea un santo. Antihéroe es la palabra adecuada.

La película posee un tono bastante oscuro y una estética sucia y poco agradable. Al contrario de lo que suele ocurrir en el western, Django no transcurre en un escenario árido y seco, sino que todo está húmedo y lleno de barro, lo que hace que la estética del film sea aún más sucia y apocalíptica.
Y hablando de estética apocalíptica, no me extrañaría demasiado que cintas como Mad Max 2 se inspirasen en la película de Corbucci.
Pero los que sí se inspiraron fueron Tarantino y Robert Rodriguez. El primero con la famosa escena de la oreja en Reservoir Dogs (aunque lamentablemente, en Django no suena stuck in the middle with you mientras cortan), y el segundo con su mariachi y su funda de guitarra llena de armas. En éste segundo caso estaríamos hablando casi de un remake tex-mex. 

En resumidas cuentas, Django es un spaguetti-western épico, violento y sucio, como casi todos los spaguetti-westerns, pero en éste caso cuenta con un personaje carismático que le da aún más vida a una película que debería reivindicarse más.

¡Ah! Y no nos olvidemos de la fabulosa canción de Luis Bacalov, sin la cual la película perdería enteros. O puede que no, pero igualmente es un temazo. 

8 comentarios:

  1. Me la apunto para cuando me de la vena Western.

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  2. ¿No habías ya comentado esta peli? En todo caso, hay una edición de Blue Underground que está bastante bien. Obviamente, esta Tarantino se ha inspirado en esta y otras muchas pelis del género para hacer la suya, igual que se inspiró en parte por Aquel maldito tren, pero para nada es un remake, como dices. Supongo que es un guiño al hecho de que debido al éxito de Django se hicieron muchas películas usando el nombre para captar incautos.

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    1. ehhmm.... sí, acabo de darme cuenta de que ya había una reseña. Soy un desastre.

      Cierto, hay bastantes películas protagonizadas por Django, aunque sólo existe una secuela oficial de la película de Corbucci, la cual tengo mucha curiosidad por ver.

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  3. Por cierto, lo repito porque cuando publiqué un post sobre Hitler, Vivo o muerto a nadie le interesó, pero aunque Tarantino y Castellari aparecen juntos hablando sobre cómo la peli de uno influyó en la del otro y demás (por lo menos en la edición americana de Aquel maldito tren), prácticamente todos los elementos de la parte final de Malditos bastardos (el asesinato de Hitler, los americanos introduciéndose en un acto alemán haciéndose pasar por artistas y demás) los sacó Tarantino de Hitler: Vivo o muerto, así que también sería un remake Malditos bastardos de este film se podría decir.

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    1. Pues no conocía esa película, aunque a mí la parte final de Malditos Bastardos me recordó horrores a Ser o no Ser, de Ernst Lubitsch

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  4. La secuela si bien es mirable, esta muy por debajo de esta

    Ademas e sultra extraña ya que pasa como en Mexico, pero en una zona tropical

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    1. Pues a ver si tengo oportunidad de verdad, aunque no sé dónde.

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