jueves, 13 de febrero de 2014

Q, la serpiente voladora


¿Es posible que una película de estas características tenga un guión tan elaborado y unas interpretaciones tan decentes? Sí, es posible, y prueba de ello es Q, la serpiente voladora (la Q, hace referencia al dios Quetzalcoatl, que en cierta forma está metido en el ajo).

La película no deja de ser una clásica y fuera de su época monster movie protagonizada por un bicharraco enorme que aterroriza Nueva York. Hasta aquí tenemos un argumento típico y tópico, pero a esto hay que sumarle un par de subtramas protagonizadas por un mafioso de medio pelo y un asesino en serie que es buscado por la policía. Vamos, que en los 90 minutos que dura la película nos meten cine de monstruos, mafia y thriller.
Precisamente la subtrama del asesino es la que hace que, a mi modo de ver, la película sea tan interesante. Se trata de un asesino que comente asesinatos rituales en nombre del dios Quetzalcoatl, y casualmente es a raíz de estos crímenes cuando un misterioso ser alado irrumpe en la ciudad comiéndose a todo aquel que se le pone por delante. La cuestión es, ¿se trata del verdadero Quetzalcoatl o es un simple monstruo que ha aparecido de vete tú a saber donde? 
Todo este asunto queda en el aire, ya que en ningún momento se nos explica la procedencia del monstruo. Este tipo de cabos sueltos me encantan, además de darle a la película cierto grado de originalidad, ya que en este subgénero parece que existe una necesidad apremiante por explicarlo todo. 
Según he leído, varias escenas se improvisaron, otras se rodaron al estilo guerrilla en plena calle, sin escenarios ni platós, lo cual hace que la película tenga un tono bastante particular, incluso realista. 

Cabe destacar también el ritmo que posee todo el filme, haciendo casi imposible que alguien se aburra con él, y unos efectos especiales que, vale, son malos hasta para la época, pero el stop motion, por muy cutre que sea, siempre tiene encanto. 
Básicamente es una película entretenida, loca y protagonizada por un personajes carismáticos y estupendamente interpretados. 

3 comentarios:

  1. ¿Qué quieres decir que no se explica? Por supuesto que el monstruo llega a raíz de los asesinatos, hombrevamosporfavor. :D

    Bueno, la verdad es que yo daba por supuesto que venía de ahí y así se lo toma Larry Cohen, el director/guionista. Casualmente la semana pasada comenté una peli suya, La sustancia maldita, que junta a esta y Estoy vivo creo que es de lo mejor suyo como director. La semana que viene ya comentaré otros trabajos suyos como guionista.

    El caso es que realmente sorprende lo buena que es esta peli, ya que efectivamente fue hecha con poco dinero y filmando en ocasiones estilo guerrilla. Según cuenta Cohen en el audiocomentario de la peli esto fue así porque el proyecto surgió de forma improvisada cuando a él lo hicieron fuera de otra peli en la que estaba trabajando: Yo, el jurado. Cohen disfruta mucho contando como su película superó en taquilla la de Yo, el jurado que no acabó de funcionar. Además cuenta que el pensaba darle el papel protagonista de Yo, el jurado a un total desconocido: Bruce Willis, pero el productor se negó. Otro detalle de la magia de esta peli: Carradine está fantástico y había empezado a leer el guion la misma mañana que se puso a rodar. Ya no las hacen así.

    Caray, esto parece el segundo post que le dedico a la peli.

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    Respuestas
    1. La verdad es que todo indica que el monstruo llega a raíz de los asesinatos rituales, por lo que se daría por hecho que el bicho es el mismísimo dios azteca..., pero si es un dios, ¿cómo es posible que lo maten? De ahí que piense que no se deja nada claro en cuanto al origen del monstruo. Hay una ambigüedad que me encanta.

      A todo esto, ya que dejaron el final abierto podrían haberse currado una secuela!

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    2. A lo mejor porque no es un dios de verdad, sino una criatura que los aztecas confundieron con un dios. En Star Trek pasa continuamente! ;D

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