viernes, 23 de mayo de 2014

Blue Ruin


Me encantan las películas de venganzas. No sé si lo habré dicho ya, pero lo repito. Es un subgénero que, bien llevado, puede hacer que te levantes del sillón y aplaudas como un poseso, porque no hay nada más bello que ver a la víctima de una injusticia empuñando una escopeta y poniendo las cosas en su sitio a base de tiros. 
Sin embargo hay ya muchísimas películas de venganzas, por lo que resulta habitual encontrar productos poco innovadores y sin ningún interés, y otros que, precisamente al innovar y querer dar un golpe de efecto y sorpresa, la cagan, como es el caso de Tokarev, la última película de Paco Cabezas.
En fin, qué coño, voy a ser sincero; las películas de venganzas me gusta que sean estándar, sin sorpresas ni moderneces. Me gusta que el bueno las pase putas por culpa del malo, y que al final el bueno se lo cargue justo antes de soltarle alguna chulería. Nada más. No me saquéis de ahí. 

Blue Ruin es una película estupenda, porque a pesar de ser innovadora, no deja de lado el espíritu clásico del cine de venganzas que tanto me gusta. ¿En qué innova entonces? En la narrativa. Podría decirse que el grueso de la historia se nos cuenta con imágenes, prescindiendo casi en su totalidad de diálogos, algo que para los zopencos como yo supone un reto, ya que hasta por lo menos el minuto 50 no sabía por qué puñetas quería vengarse el protagonista. 
Es en ese aspecto en el que Blue Ruin resulta novedosa, ya que avanza a paso lento, sin salvajadas ni brusquedad. Es en la segunda mitad de la película cuando empiezan los tiros.

Y hablando de tiros, otra de las virtudes de Blue Ruin es lo maravillosamente bien que dosifica la violencia. ¿Habéis visto la nueva de Godzilla? Imagino que habréis observado que Godzilla sale poco, pero que cada vez que sale consigue que manchéis la ropa interior, ¿verdad? Pues eso es lo que se consigue cuando no se abusa de un recurso, aunque dicho recurso o elemento sea, ni más ni menos, el protagonista. Es como el cine de Tarantino, en el que las escenas de violencia son escasas, pero cuando hay una se te queda grabada en la retina. 
En Blue Ruin hay poca violencia (aunque si tenemos en cuenta que sólo dura 90 minutos...), pero la que hay está perfectamente tratada, tanto en contundencia como en realismo. El protagonista es un tipo que dispara y mata, pero lo hace mal porque no es algo que haya hecho nunca. Es un hombre común, incluso frágil, haciéndose cargo de una situación que lo supera y que jamás habría pensado que tendría que encarar.
El bajo presupuesto realza esto último que he comentado, ya le da a la película ese toque comedido y nada exagerado que la hace tan realista y creíble. 
Pero el escaso presupuesto no impide que Blue Ruin esté perfectamente rodada, fotografiada e interpretada, y que, a modo de guinda, se permita hacer una crítica hacia la pasión que América siente por las armas. De hecho, creo que ahí radica el verdadero sentido de la película. 

3 comentarios:

  1. No he leído el artículo, porque todavía no he visto la peli, pero es solo para decir que parece que a lo mejor es posible verla en cine, por lo menos en Barcelona, así que tengo ganas de ver si al final es posible verla en la gran pantalla. Sino ya me resignaré a pillarla en Blu cuando salga, porque desde que oí hablar de ella por primera vez ha despertado mi interés.

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  2. Yo no me la imagino estrenada en España y en pantalla grande, pero bueno, nunca se sabe.

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    Respuestas
    1. Sí, ya la han pasado en algún festival por aquí, pero no pude ir.

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