viernes, 29 de mayo de 2015

The human centipede 2


Me lo pasé en grande con The human centipede, así que cuando me lancé a ver la secuela esperaba encontrar algo más o menos igual de divertido, sin embargo no me gustó nada. Y no me preguntéis las razones, ya que de aquel primer visionado hace años. Lo único que recuerdo es que no me gustó. 
Ayer por la noche hice eso tan sano que siempre recomiendo hacer cuando una película decepciona: darle una segunda oportunidad. Lo recomiendo y lo seguiré recomendando, porque aunque no siempre funciona (hay casos insalvables, como es lógico), en otras ocasiones cambiamos la percepción que tenemos de una película, algo que puede deberse a que durante el primer visionado no estábamos en el momento óptimo para plantar cara a la peli en cuestión. Ya ha habido varios títulos que aborrecí o me fueron indiferentes, y al darles otra oportunidad cambié totalmente de opinión. Como ya digo, la actitud y el estado anímico del espectador durante el visionado son decisivos a la hora de digerir correctamente una película. 
Ahora mismo puedo afirmar con rotundidad y dando un golpe sobre la mesa que The human centipede 2 es la hostia pese a que hace unas 48 horas pensaba que era una mierda. Las cosas funcionan así y rectificar es de sabios. 
Ojo, sigo prefiriendo la original, pero eso no me impide haber disfrutado como un enano de la secuela, en la que encontré varios puntos interesantes que pasé por alto cuando la vi por primera vez.
Vamos a ello. 

Para empezar se agradece muchísimo que el director, Tom Six, haya optado por jugar al metacine en vez de limitarse a rodar una secuela de tipo estándar que continúe lo contado en la primera entrega. Ya pudimos ver algo muy similar en El proyecto de la Bruja de Blair 2, con lo cual esto que ha hecho Tom Six no es algo nuevo pero sí poco habitual. 
Para que entendáis a lo que me refiero, The human centipede 2 trata sobre un tipo perturbado que ve The human centipede, se obsesiona y decide llevar a cabo el mismo experimento, con la diferencia de que este hombrecillo no tiene la menor noción de cirugía ni posee el instrumental adecuado, por lo tanto, si ya en la primera entrega, donde el experimento era llevado a cabo por alguien profesional con conocimientos médicos y material quirúrgico, imaginad lo que ocurre cuando ponemos al mando de la situación a una persona sin ninguna idea de medicina, mentalmente trastornado y equipado con cuchillos de cocina, martillos y alicates. Gracias a esta otra cara de la moneda que nos muestra el director asistimos a una de las películas más enfermizas, sangrientas y brutales que ha parido el séptimo arte. Una película que no tiene problemas a la hora de mostrar mutilaciones extremas, cabezas de bebés aplastadas o penes envueltos en alambre, entre otras muchas cosas.


Desconozco las razones por las que Tom Six decidió realizar la película en blanco y negro (quizá para darle un tono más sórdido, y si es así lo consigue con creces), pero hay que decir que la fotografía es bellísima y elegante en contraposición a los horrores que se muestran en pantalla. Por otro lado es una fotografía que me recuerda muchísimo a Eraserhead, de David Lynch. No sé si es cosa mía o si realmente Six buscaba referenciar al maestro Lynch, pero especialmente en las escenas que transcurren en casa del protagonista, con ese blanco y negro, ese constante zumbido sonoro ambiental y esos planos tan abiertos que hacen parecer a las habitaciones excesivamente grandes no podía quitarme de la cabeza a Eraserhead. Incluso en las secuencias que transcurren en el local que alquila el protagonista para llevar a cabo su experimento observamos que la luz suele fallar y parpadear de forma incómoda, un recurso que Lynch usa habitualmente. 

Si vamos un poco más allá de lo estético y el gore, viendo The human centipede 2 llegué a la teoría de que Tom Six, voluntaria o involuntariamente, ha hecho una especie de crítica a la gente que considera el cine de terror un instrumento del mal. Esas personas que creen que los aficionados al terror, la sangre y los monstruos somos como el protagonista de The human centipede 2, enfermos mentales que emulamos en la vida real lo que vemos en las películas de horror, y es que no hay más que prestar atención a la facilidad con la que los ignorantes y algunos medios de comunicación echan la culpa de todo al cine de terror, los videojuegos y los cómics. El villano podría considerarse una caricatura de lo que esta gente desinformada y prejuiciosa tiene en mente cuando se topa con algún aficionado al género del terror. 

Y para finalizar la reseña quisiera hacer hincapié en el maldito buen ojo que tiene Tom Six a la hora de elegir actores para interpretar a psicópatas.

2 comentarios:

  1. Ahora que llega la tercera parte creo que también haré una nueva evaluación de estas pelis, porque la verdad es que no me gustaron demasiado (la 2 me interesó precisamente por lo que cuentas de cómo es de diferente de la 1, pero misma decepción). No les acabé de ver la gracia. Veremos si a la tercera va a la vencida.

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    1. Pues la tercera es, para mi gusto, la peor de todas. Me gustó, me entretuvo, pero se pasan con el cachondeo. Su tono está más cerca de Machete que de las dos primeras entregas, para que me entiendas.

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