¿No os habéis fijado en que existe una opinión generalizada, según la
cual ir solo al cine denota rareza? En fin, no sé, yo me he cruzado con
mucha gente que ha dicho o dado a entender que ir al cine sin compañía
es algo extraño, poco sano, incluso digno de lástima.
¿Por qué? Ver una película, al igual que escuchar música o leer un
libro, es una actividad solitaria. Cierto es que de esos tres ejemplos,
el único que de verdad acepta la presencia de más gente involucrada es
el cine, pero que la acepte no significa que sea imprescindible. Nadie
pone en tela de juicio escuchar música en soledad, con tus cascos o
tirado en el sofá con los altavoces a todo trapo, entonces ¿por qué está
relativamente mal visto ir solo al cine, si prácticamente es lo mismo?
Yo siempre he sido un tipo independiente. Aprendí a estar solo y hacer
cosas solo, porque total, no me quedaba más remedio. Era adaptarme o
morir de asco.
Pasé buena parte de mi infancia y adolescencia en un cortijo en mitad
del campo, sin gente de mi edad cerca, por lo que, si quería
entretenerme, debía hacerlo por mi cuenta y sin contar con nadie. Ver
películas (bendita difunta Vía Digital. Me salvó la vida y me descubrió
todo un abanico de películas que, hasta ese momento, no conocía ni
estaban a mi alcance), leer, escribir, tirar piedras al río, dibujar o
perderme por los caminos de tierra con mi bicicleta eran las únicas
actividades que podía hacer si quería sobrevivir al sopor.
No he vivido una infancia llena de amigos con los que jugar en el parque
por la tarde después del cole. Lo que me encontraba cuando ponía un pie
fuera de casa era una basta llanura repleta de caminos polvorientos,
campos de cultivo, siniestras casas rurales (para mí lo eran, sobre todo
desde que vi La matanza de Texas), cabras y tractores.
Con semejante panorama, me acostumbré a estar solo, y cuando por fin
pude salir del mundo rural y dar con mis huesos en la urbe, no
necesitaba la compañía de nadie.
De acuerdo, sí, hice amigos, pero no me desvivía por tener una vida
social rica y abundante. Con una o dos personas de confianza, me
bastaba. Lo justo para salir a dar una vuelta y comernos una bolsa de
patatas en el Paseo Real.
Después de esta chapa, comprenderéis la razón por la que nunca me ha
hecho falta nadie para, entre otras cosas, plantarme en el cine.
Salvo excepciones muy puntuales, mis amistades de aquellos años no
compartían conmigo aficiones, razón por la cual debía descartar ir al
cine con ellos. No concebían la idea de gastar dinero en ver algo que
podían descargar en Internet. No eran cinéfilos, y por lo tanto no
entendían esa pasión, de la misma forma que yo no gastaría noventa
minutos de mi vida en ver un partido de fútbol. Cuestión de
preferencias.
En cualquier caso, ¿qué podía hacer yo, renunciar a mi sesión semanal
cinematográfica por no tener acompañante? Ni hablar. Así que todas las
semanas, eligiendo las sesiones adecuadas para no encontrarme la sala
hasta arriba de peña (la primera sesión suele ser la mejor si quieres
compartir la sala con el menor número posible de seres humanos), pateaba
hasta el antiguo Eroski, escuchando música en mi Mp3. Solo y contento.
Pero independiente de las circunstancias personales que me han llevado a
manejar mi tiempo libre sin necesidad de que haya gente conmigo, creo
que ir solo al cine es un acierto y una mina de ventajas. Si te toca una
persona afín a tus gustos y manías, es un placer ver películas
acompañado, pero si eso no ocurre, y no suele ocurrir, se convierte en
una pesadilla.
Las ventajas básicas de ir solo al cine son estas:
No llegas tarde
Ya sabéis que existe gente que vive con la hora pegada al culo,
corriendo y llegando tarde a todas partes. Yo ODIO eso. Me gusta ir
tranquilo, con tiempo, y llegar al cine media hora antes para sacar las
entradas, comprar palomitas, buscar mi asiento y ver los trailers.
Son manías que no todos entienden, por eso prefiero hacer las cosas solo, a mi manera, y ahorrarme dar explicaciones.
Ves la película que quieres
Así de sencillo. Si no compartes gustos con la otra persona, es posible
que terminéis decidiendo a cara o cruz qué vais a ver. Pero como a mí no
me gusta el azar, prefiero ir solo y ver lo que me apetezca sin entrar
en discusiones.
Fuera móviles
Te puede tocar ir con uno de estos tecnozombis
que necesitan mirar el móvil cada cinco minutos. ¿Y quién quiere eso?
Si ya me molestan los que no conozco, imaginad ver una película
acompañado por alguien que desvía su atención continuamente para echar
un vistazo a ese aparato infernal, y de paso deslumbrarte.
Elegir asiento
Hay gente que, por alguna razón extraña, acostumbra a sentarse en la
última fila, la de arriba. A esa altura, chaval, es casi como ver la
película en la pantalla de tu televisor. Para eso, mejor no vayas al
cine.
Yo he tenido que sentarme en esa última fila por cortesía y por no
ponerme a explicar a mis acompañantes (¡y encima era yo contra todos!)
las razones por las que sentarse ahí voluntariamente me parece
tontísimo.
Tampoco es cuestión de sentarse en la primera fila; eso es un horror incluso mayor. Lo ideal es hacerlo por la mitad.
Se mire por donde se mire, salvo que tu acompañante comparta tus mismas
filias y fobias, ir al cine con gente suele ser un calentamiento de
cabeza que, a poco que nos importe tres narices lo que los demás
piensen, podemos evitar con mucha facilidad.
Yo tuve una infancia campestre y recuerdo que me daba mucha rabia tener que ceder cuando quedaba en grupo y tener que ver películas, conciertos o actividades que no te interesaban lo más mínimo. Hace años que voy solo a lo que me apetece, sea sola o acompañada y en realidad, poco más se puede pedir. Saludos.
ResponderEliminarEs la mejor opción. No entiendo que alguien se amargue por hacer cosas solo, con lo preciosa que es la independencia.
EliminarSaludos!
A mí me pasa lo mismo. Me acostumbré a ir al cine solo cuando estudiaba en la uni, cuando había un periodo muy largo entre clases de la mañana y la tarde. Luego, para ir a ver rarezas y cine de serie B en la filmoteca o cines especializados tampoco había demasiados interesados. Y con los pases de prensa se acentúa, pq ya he visto las novedades y si voy al cine es para ir al Phenomena a ver La Cosa de John Carpenter o Lifeforce, cosas así. La verdad es que me encanta: siempre puntual, pillo el asiento que me gusta (en el centro y cerca, filas 6 o 4 dependiendo de la sala), aprovecho para leer en la sala antes de que empiece... Es un gusto. Lo que ahora se me hace raro es cuando voy al cine con una o más personas.
ResponderEliminarVeo que nos gusta sentarnos en el mismo lugar :D
EliminarQue tal Narciso!
ResponderEliminarMe ha encantado el post, me he visto reflejado en algunos aspectos...jeje Yo a dia de hoy tambien ando bastante a mi aire, muchas de las cosas con las que disfruto las realizo sin necesidad de compañia, aunque de vez en cuando tambien me gusta socializar.
En cuanto a ir al cine solo, yo tambien lo prefiero. Es mas, en alguna ocasión he evitado asistir con algun grupo de amigos y como es una cuestión que se ha repetido mas de una vez ya hay quien me ha preguntado si tengo algun problema. Yo procuro esperar a que lleve varios dias en cartel para asi asegurarme una sala vacia, aunque alguna vez se me ha escapado alguna peli.
Venga, saludos!
Yo antes hacía un poco igual. Si la película me interesaba mucho, iba solo.
EliminarAhora, por suerte, tengo una acompañante habitual que sabe ser una buena espectadora (y que comparte mis gustos), así que todo en orden jaja
Un saludo!