remakes que valen la pena

Lo cierto es que no soy muy amigo de los remakes, pero si que es verdad que a veces me encuentro con alguno de estos refritos que se deja ver o que, incluso, supera al material original (rara vez).

No obstante, pese a conocer varios remakes notables, e incluso sobresalientes, soy consciente que cada vez se abusa más y más de estas innecesarias modernizaciones que, por norma general, no aporta nada nuevo ni bueno al material original.

Por supuesto esta lista es totalmente personal. Evidentemente lo que escribo en este blog no es la verdad absoluta, sino mi humilde opinión que, en ocasiones puede estar cerca de la verdad y, en otros momentos, más próxima a la burrada pura y dura que haría llevarse las manos a la cabeza a más de uno.

Por cierto, remakes se hacen de todos los géneros, pero he querido centrarme en el terror, que creo que son los que más se explotan.

Lo dicho, vamos al tema.

Las colinas tienen ojos: el primer remake que vi y me pareció, no sólo bueno, sino superior al original, fue Las colinas tienen ojos, de Alexandre Aja, director que empezó tremendamente bien pero que ya empieza a meter la pata.

La película original data de 1977 y corría a cargo de Wes Craven, que se inspiró en una historia supuestamente real ocurrida en Escocia.

Con esta película me lleve una considerable decepción, ya que me habían advertido de su violentísimo y salvaje contenido no apto para todos los públicos.

Lo que me encontré fue una película infinitamente más suave de lo que esperaba, con dosis de gore realmente reducidas.

Si es verdad que tras un segundo visionado me gustó mucho más, pero de primera hora me pareció un film decepcionante y bastante soso.

El remake parte de la misma idea, pero Alexandre Aja va más allá, ofreciéndonos una especie de western terrorífico y bestial. Una pesadilla atómica ubicada en el corazón del árido desierto de Nuevo México.

Tanto la atmósfera agobiante, el genial trabajo de maquillaje (impresionante) y las muy bien filmadas escenas violentas hacen de este remake algo grande que da lo que ofrece a los aficionados a este género: sangre y casquería.

Hay segunda parte, pero es un truño enorme.

Zombie (dawn of the dead): de George A. Romero, es un clásico dentro del subgénero de zombies, pero esta, particularmente, se me hizo insufrible y aburrida. Romero tenía las ideas claras, y su intención con esta película era la de criticar una sociedad consumista en auge. Y consigue su propósito, pero eso no quita que Zombie, bajo mi punto de vista, sea un tostón que, en ocasiones, llega a caer en el ridículo.

Zack Snyder rodó en el 2004 el remake, que se aproxima más a la acción que al terror.

La película, sin llegar a ser una obra maestra, posee mucho más ritmo que la original, más zombies, más sangre, mejor maquillaje (el de la original es de risa), buen trabajo de dirección, con algunas escenas muy bien rodadas (en especial la primera) e imaginativas.

La matanza de Texas: ya hablé de la original en este blog, y me parece la película de terror perfecta, así que cuando supe que se iba a hacer un remake, antes de verlo incluso, ya sabía que iba a estar muchos peldaños por debajo de la obra maestra de Tobe Hopper. Y no me equivoqué.

No es un mal remake, aunque la historia original se la pase por el forro y no termine de respetarla. El guionista se toma muchas licencias y se saca cosas de la manga, llegando a parecer esto, en ocasiones, una segunda parte. Pero aún así es un remake aceptable que mete la pata justo en algo que en los demás ejemplos que he mencionado era una virtud; el exceso de sangre. Y es que Tobe Hopper consiguió dos cosas dignas de elogio: hacer una película gore sin gore, y darle un toque casi documental que dotaba a La matanza de Texas de un incómodo y malsano realismo.

El remake del 2004 tira ambos conceptos por la borda y lo convierte todo en una película de terror aceptable y poco discreta, llena de sangre, vísceras y tópicos.

Que no, no es una mala película, pero es que la original le da cien patadas.

Pesadilla en Elm Street:  La original de Wes Craven es desde hace tiempo un clásico indiscutible dentro del género que además supuso un soplo de aire fresco para el slasher.

Tenía una idea original y un villano carismático, ¿qué más se puede pedir?

El remake, que no ha gustado prácticamente a nadie (a mí sí), recicla la idea del film original y le añade más gore y sustos fáciles, de esos que tanto gustan hoy en día, pero sin incorporar ninguna novedad ni sorpresa alguna.

De todas formas a mí me gustó en general. No aporta nada nuevo, vale, pero es mejor más de lo mismo que querer pasarse de listo y cagarla. El nuevo maquillaje de Freddy también me pareció excelente, al contrario que al resto del personal, que lo puso a parir.

Como veréis, los análisis de cada película empiezan a ser cada vez más cortos. Eso se debe a que ya estoy hasta los huevos de escribir y, posiblemente, vosotros de leer.

Vamos a ir resumiendo.

Halloween: La de John Carpenter es inmejorable. El mito del hombre del saco llevado al cine con maestría (como todo lo que hace este tío). Tiene un defecto, por decir algo, y es que no es una película con mucho ritmo que digamos. Es lenta, pausada, minimalista y elegante, pero todo eso (que para algunos será un defecto) la dota de una atmósfera inquietante, resaltando cada escena en la que hace acto de presencia el psicópata Michael Myers.

El remake corrió a cargo de Rob Zombie. Tampoco gustó demasiado, pero a mí me pareció muy bueno. Lo que es innegable es que la segunda mitad de la película decae muchísimo tanto en ritmo como en originalidad tras un comienzo espectacular y que, cosa que no suele ocurrir, aporta algo nuevo a lo que ya conocíamos.

La cosa: Debo decir que en este caso no he visto la original de Howard Hawks, pero dudo mucho que supere a la versión de Carpenter, la cual me parece perfecta y con unos efectos especiales formidables.

De momento no tengo especial interés en ver la original, entre otras cosas porque, después del remake de Carpenter, me va a parecer una película infantil.

Hay por ahí algún que otro remake que me gusta, pero de esos ya hablaremos en otra ocasión.