Häxan

Recuerdo que hace tiempo vi en un reportaje sobre El proyecto de la Bruja de Blair (una de mis películas de terror favoritas, por cierto) que sus creadores se inspiraron en una vieja película de 1922 titulada Häxan. Esto hizo que me pusiera a buscar dicha película como un loco y, para mi suerte, incluso estaba editada aquí en España.

Häxan es una mezcla perfecta entre cine de ficción y documental. A través de dramatizaciones con actores se nos cuenta la historia de la brujeria, quienes la realizaban, ritos, los castigos y torturas de la inquisición, etc.

Es una película un tanto fantasmagórica, tenebrista y sugestiva. Los efectos especiales son sobresalientes (teniendo en cuenta que se rodó en 1922) y la atmósfera te sumerge en un tiempo pasado lleno de superstición, donde los demonios acechaban en la noche en esas pequeñas aldeas rodeadas de bosques oscuros.

Algunas escenas de Häxan permanecen eternamente en la retina del espectador, como esa legión de brujas sobrevolando los cielos a lomos de sus escobas, la aparición del Diablo a un monje (dificil no dar un salto en la silla) o la secuencia de las monjas enloquecidas.

Pero después de que Benjamin Christensen, el director, exponga de forma clara y concisa en qué consiste la brujería, pasamos a otro capítulo casi más oscuro aún que el de los Aquelarres y adoraciones satánicas; la inquisición y la ineptitud de esta a la hora de combatir este mal.

Lo que queda claro es que después de torturar horriblemente a una persona, esta confesará lo que queramos. Con un aliciente; después de admitir que es una bruja, acusará a otras personas por el simple hecho de no caerles bien o por venganza. Y en esta época, ser acusado de brujería por cualquier persona era ya suficiente para estar condenado a muerte.  En resumen, por cada bruja atrapada aparecian diez más acusadas por la primera.

Otro de los elemento que más llama la atención en Häxan es la falta de censura. Podemos ver secuencias bastante obscenas para la época, como brujas orinando en la puerta de algunas casas para maldecirlas, o a estas mismas mujeres besando el trasero del Diablo en señal de sumisión. También hay una escena donde se sacrifica un bebé, cosa que práctimamente no se ve en el cine ni hoy en día.

Luego existen dos versiones de esta película; la original de 1922 que es la que yo he visto, y la versión reestrenada en los años 60 que, como es de esperar, tiene sus pros y sus contras.

A su favor diré que la calidad de imagen es muy superior, pero en su contra hay varias escenas suprimidas (y en esta película no sobra nada) y la música, una especie de jazz, no pega ni con cola.

Por suerte, en la edición en dvd vienen ambas versiones.

Como última recomendación aconsejo ver esta película de noche, con las luces apagadas y dejándonos llevar por las oníricas y oscuras imágenes de esta gran película que, de seguro, sorprenderá y sobrecogerá a partes iguales.