Crank

El cine de acción, siempre y cuando cuente con protagonistas carismáticos y no aburra, es un género que me encanta, y si además me topo con una película de acción que no se parezca a nada que haya visto antes, entonces ya me tiene absolutamente ganado.

Si una película pudiese drogarse, Crank iría hasta las cejas de cocaína, porque pocas cintas de acción he visto con el frenetismo y el ritmo constante de esta.

La historia nos cuenta como Chev Chelios (Jason Stathan), un matón de poca monta, es envenado por un mafioso, y que para sobrevivir al mortal veneno y mantenerse vivo hasta poder llevar a cabo su venganza necesita que su organismo produzca adrenalina.

Esto desencadena una oleada de sucesos violentos en Los Ángeles, donde Chelios se va metiendo constantemente en problemas y buscando cualquier forma de disparar sus niveles de adrenalina mientras sigue la pista de su enemigo.

Lo primero que llama la atención en esta película es su frenético montaje lleno de efectos, rebuscados ángulos de cámara, mucha sangre, violencia gratuita y humor negro.

Su guión no es la gran cosa, de hecho es una mierda, plagado de personajes estereotipados y vacíos, pero lo que los refinados críticos de cine no entienden es que las películas como estas no necesitan nada de eso, ya que son puro y honesto divertimento de fácil digestión. Aún así, considero que Crank es bastante superior al resto de películas de acción actuales, aunque sólo sea por su ingeniosa propuesta y por los varios momentos descacharrantes que nos ofrece, especialmente uno relacionado con Al Qaeda, o la secuencia que cierra la película.

 Jason Stathan, que es un actor que me resulta especialmente simpático, está perfecto como aunténtico antihéroe agresivo y respondón, en la línea del mejor Bruce Willis. El problema de este hombre es que haga la película que haga, siempre interpreta al mismo personaje, pero igualmente me sigue pareciendo un actor perfeto para este tipo de trabajos. 

Tres años después se estreno la segunda parte, Crank: alto voltaje, inferior a la original, pero igualmente divertida. Se puede decir que en la secuela quisieron llevar a más el desenfreno de la primera película, pero teniendo en cuenta que esta era ya absolutamente frenética y demencial, iba a ser difícil conseguirlo… pero lo consiguieron. 

El problema es que el resultado ya fue demasiado exagerado y absurdo, puro esperpento. Tiene buenos momentos, claro, pero por el contrario nos encontramos ante otras escenas que resultan excesivamente bizarras y caricaturescas, y lo que es peor, pierde el factor sorpresa y la novedad que ofrecía la primera entrega de la saga.

Aún así resulta igual de entretenida que su predecesora, y sumando esto a una duración bastante escasa, seguimos teniendo una película que se deja ver, incluso habiendo bajando considerablemente el listón.