Resulta terriblemente injusto que esta película, la opera prima de George Clooney como director, pasase tan desapercibida allá por el año 2002, cuando se estrenó.
Admito que las películas que Clooney dirigió después de Confesiones de una mente peligrosa no me atraen demasiado, y concretamente, Buenas noches y buena suerte me pareció un tostón, pero su opera prima es completamente distinta tanto en temática como en estilo. Se podría decir que es un cruce entre el cine de Steven Soderbergh y el de los Hermanos Coen, aderezado con el sello inconfundible del guionista Charlie Kaufman, quien, para escribir el guión de la película, se basó en la biografía de Chuck Barris, un presentador y productor de televisión que, eventualmente, trabajaba como sicario de la CIA.
La película tiene un acabado realmente conseguido, llena de planos cuidadísimos, distintos tipos de fotografía que contrastan radicalmente según lo que se nos esté contando, elegantes elipsis, juegos de cámara y ritmo. Vamos, que la película esta tan bien dirigida que las malas lenguas afirman que Steven Soderbergh hizo algo más que limitarse a producir la película.
Confesiones de una mente peligrosa no es un film sobre el mundo de la televisión. Tampoco lo es sobre la CIA y sus operaciones de dudosa moral. Es una película que habla sobre todo eso, obviamente, pero también trata temas como la culpa, la paranoia y la locura. Las repercusiones que nuestros actos acaban teniendo sobre nuestra salud mental, porque lo cierto es que el pobre Barris acaba más para allá que para acá.
Pero si no nos ponemos excesivamente profundos y nos quedamos con la parte más superficial del film, encontraremos una típica (o quizá no tan típica) historia de espías, asesinatos, ajustes de cuentas y traiciones, con un trasfondo televisivo que hace que la película posea dos tramas paralelas. Casi dos películas en una.
También es una efectiva comedia exótica, al menos la primera mitad del metraje. Luego le ocurre igual que a Ases Calientes; se vuelve más oscura y seria.
En el reparto tenemos a Sam Rockwell, Drew Barrymore, George Clooney, Julia Roberts, Rutger Hauer y un breve papel para un jovencísimo y desconocido por aquel entonces Michael Cera.
Brad Pitt y Matt Damon tienen también un simpático y fugaz cameo que me hizo mucha gracia, y eso que es una completa tontería.
Precisamente es una de las pelis que tengo en lista para ver este fin de semana! Clooney mola como actor, a ver que tal se le da de director.
ResponderEliminarGracias a Kaufman, Clooney consigue en su ópera prima su mejor película hasta el momento. Muchos me han dicho que le tengo manía a Clooney por decir que Buenas noches y buena suerte y Los idus de marzo son un tostón, sin embargo les dices que es responsable de uno de los mejores títulos de la década y te siguen diciendo que Los idus es lo más. Muy bueno, no sabía lo que dijeron las malas leguas de la época. Saludos!
ResponderEliminarCabrero, yo creo que te va a gustar. Visualmente es muy atractiva, y aunque en su tramo final se hace un poco más lenta, nunca llega a aburrir.
ResponderEliminarBCNdays, estoy contigo. Buenas noches y buena suerte no me gustó nada de nada, y Los idus de marzo, aunque no la he visto todavía, no me atrae por el rollo político.
De todas formas, tengo la impresión de que poca gente ha visto Confesiones de una mente peligrosa.
un saludo!
Pues no la he visto. Ahora haciendo memoria, creo que la tengo por ahí, así que voy a buscarla que me has convencido para darle una oportunidad.
ResponderEliminarY sobre el señor ese de la escopeta, bravo. Fue la mejor y más elegante de las salidas (eso si, seguramente luego al pobre hombre le metieron un buen puro, ya que habría testigos y pruebas a mansalva). Ese hombre tiene todo mi respeto. Yo hubiese actuado igual o peor.
Saludos y gracias por pasar
Recuerdo que vi esta película en un cine vacío. Sólo estábamos yo y la amiga a la que había arrastrado para verla. Lo cual me extrañó mucho una vez terminó la película, ya que me pareció muy buena.
ResponderEliminarUno de los aspectos más interesantes es como se mezclan realidad y ficción. Barris, el cual aparece al final del film, era un cuentista de mucho cuidado y la autobiografía que publicó y adapta la película tiene más de ficción que de realidad. Pero realmente es lo de menos que se inventó y que no el creador de concursos, más importante me parece el hecho de que el tipo se fuese inventando continuamente su vida. Ya sean mentiras o alucinaciones, que un director y presentador de concursos populares sea elegido como asesino de la CIA resulta a un tiempo absurdo, divertido y delirante, ayudando a darle ese toque surrealista a la película que la hace tan destacable.
Y después de escuchar el audiocomentario de Clooney incluido en el DVD, me parecen gilipolladas los rumores de que Soderbergh dirigiera la película o metiera mano en algunas secuencias a los que aludes.
Charly, al hombre que te comenté lo metieron en la cárcel unos cuantos años (injustamente, a mí parecer), pero lo que es seguro es que ingresó en prisión con la cabeza bien alta.
ResponderEliminarRaül, no tenía ni idea de que esta película llegase a estrenarse en España. Recuerdo haber leído algún reportaje en la revista fotogramas, pero nada más. Imagino que se estrenaría en 2 o 3 cines en toda España. Luego también tuvo muchos problemas para distribuirse en dvd.
Lo que comentas sobre Chuck Barris y su cuentismo, me parece perfectamente razonable. A mí también me chirrió mucho que un presentador de TV de escaso éxito fuese reclutado por la CIA así, de buenas a primeras.
Acaba de salir en Blu-ray, pero con los mismos extras que la edición en DVD, así que no creo que haga el cambio.
ResponderEliminarLa ley del menor es una aberración fruto de las mentes bienpensantes y buenrollistas que mantienen las tesis que el hombre el bueno por naturaleza y que un menor aún lo es más, y que sus actos son buenos y puros ¬¬. Y para corregir esos actos (como dice mi jefe) el remedio es una palmadita en el culo, un caramelo y un "no lo vuelvas a hacer pillín". Pero cuando esos menores, de 16 o 17 añazos violan a una chica, la asesinan y le prenden fuego, todos esos sociólogos, psicólogos y demás quedan en evidencia, y más cuando ves que se van de rositas y vuelven a delinquir impunemente. Hoy en día no hay ningún miedo a la acción de la justicia, cuando debería ser al revés, las penas habrían de ser duras para castigar y para disuadir, pero con nuestro sistema, esto es de chiste (aunque no tenga ni puta gracia)
ResponderEliminarAy que a gusto me he quedado.
Charly, completamente de acuerdo contigo. Nada más que añadir.
ResponderEliminarPor cierto, se me hace curioso que respondas en mi blog a los mensajes que dejo en el tuyo :D