Resurrección

 El amigo Russell Mulcahy, director de películas tan decentes como Los Inmortales y Razorback, dirigió en 1998 este maravilloso bodrio de pésimas interpretaciones y montaje videoclipero fuera de lugar con el que, me atrevería a afirmar, es imposible aburrirse.

La película en cuestión es la versión Hacendado de esa obra maestra que es Seven, de David Fincher.

Resurrección tiene varios puntos en común con el film de Fincher, entre los que destacan esa fotografía de tonos marrones, la presencia de un psicópata cuyos asesinatos tienen un trasfondo religioso, y el uso de una considerable cantidad de sangre y momentos macabros.

No hace falta decir que la película de Fincher es infinitamente mejor que ésta burda copia barata protagonizada por Christopher Lambert, pero ya sabéis que no tengo inconveniente en ver y disfrutar con despropósitos de este calibre, porque a una película le puedo perdonar que sea todo lo cutre que quiera, pero no que me aburra.

Y ahí está el punto fuerte de Resurrección (o eso pienso yo), ya que además de hacernos pasar un buen rato a costa de sus momentos vergonzosos y mediocres, la película tiene un ritmo endiablado con el que difícilmente se puede aburrir alguien.  ¡O quizá sí! No quiero decirlo muy alto.

A Resurrección se le ve el plumero en varias ocasiones, y es que da la impresión de que sus creadores pensaban que estaban haciendo un nuevo clásico cinematográfico (frases lapidarias, montaje frenético y videoclipero, o esa máscara que luce el asesino y que seguramente el director pensaría que acabaría formando parte de la historia del cine, junto a la máscara de Jason o al bozal de Hannibal Lecter), sin percatarse de que lo que tenían entre manos era un truño monumental, pero odiosamente divertido, eso sí.

Con Resurrección ocurre como con esas personas que, por la razón que sea, queremos que nos caigan mal, y al final, cuando las conocemos, resultan ser encantadoras.

En resumen; objetivamente hablando la película es mala a rabiar, pero en lo personal, la he visto muchas veces y siempre me lo paso pipa, así que no voy a crucificarla.

Por cierto, el plan malvado del asesino de Seven molaba mucho, pero el de Resurrección no se queda atrás. Todo hay que decirlo.

Puto loco...