jueves, 4 de octubre de 2012

Barton Fink


No sé a vosotros, pero a mí me gusta que una película me deje con dudas e incógnitas. Sí, a veces no está mal que te lo den todo bien mascado, pero no me negaréis que en ocasiones no es una gozada que dejen cabos sueltos para que el espectador sea quien se imagine un desenlace o un dato que no ha sido revelado durante el metraje. Eso le da a la película un cierto atributo de interactividad ¿no? 
Estoy diciendo locuras, lo sé.

Barton Fink es una sátira de Hollywood y los grandes estudios cinematográficos, en los que algunos artistas tienen que prostituirse (artísticamente hablando) para poder seguir adelante, dando la espalda a su estilo y principios en pos del éxito comercial.
Vale, hasta vamos bien, pero cuando visionamos Barton Fink no tardamos en darnos cuenta de que el meollo de la historia no se va a centrar únicamente en la sátira, sino que habrá otros elementos que, a mí personalmente, me interesan más que las alegorías y la crítica. 
La película, además de poseer una fotografía magistral, se ampara principalmente en una constante atmósfera enrarecida, casi onírica, que se respira de principio a fin, y muy especialmente en el hotel en  el que se hospeda el protagonista. 

Pero no todo gira en torno a la lograda ambientación, porque ¿qué pasa con el papel de las paredes? ¿qué pasa con el personaje de John Goodman? ¿qué pasa con la fotografía de la chica de espaldas mirando a la playa? ¿por qué ese infernal desenlace en el hotel? Quiero decir ¿por qué en ésta película todo tiene un halo de misterio tan maravilloso? ¿qué significa todo? ¿Por qué una historia tan mundana se transforma en algo extraño e inóspito? 

Barton Fink no se preocupa en explicar esos puntos oscuros, sino que se centra en la historia del dramaturgo al que un gran estudio de cine encarga un guión que no sabe escribir, puesto que la historia que ha de narrar le importa un comino.
Ahí está la columna vertebral de la película, el eje central sobre el que gira todo, pero en éste caso, lo que gira alrededor de dicho eje lo engrandece todo y llena de matices, convirtiendo el conjunto en una historia de misterio ambigua, casi Lovecraftiana. Un descenso al inquietante infierno personal del artista. 

Y llegados al final de la película, cada espectador debe sacar conclusiones, atar cabos o, sencillamente, dejar reposar lo que acaba de ver, sin tratar de explicar cada una de las imágenes que han desfilado ante sus ojos. 
¿Qué he sacado yo en claro de mis numerosos visionados de Barton Fink? Me es imposible tener una visión clara y completa de todo lo que acontece en la película, puesto que hay detalles que quedan en el aire porque así lo quisieron sus creadores, los Hermanos Coen, así que no pienso esforzarme en llevarles la contraria.
Lo único que tengo claro es que estamos ante una película extraordinaria, así que poco importa todo lo demás. 

8 comentarios:

  1. Lo que me quedó a mí claro es que en esta peli todos sudan mucho.

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  2. El final con John Goodman corriendo con la escopeta y el hotel en llamas es genial

    Yo la vi hace poco por primera vez y me volo la cabeza. A cada peli confirmo que "los Coen" son unos de los directores mas solidos que hay en Hollywoood

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    1. Lo bueno de esta película, como ocurre con casi todas las de los Coen, es que gana mucho en posteriores revisionados, así que dentro de unos meses ponla otra vez y verás como, seguramente, te gustará más.

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  3. Que grande es esta película, mi favorita de los Coen. :)

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    1. No sabría decirte cuál es mi favorita, pero Barton Fink estaría cerca de serlo

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  4. Justo la vi no hace mucho, que de los Coen me quedan unas pocas, y esta era una de ellas y a la que más ganas tenía.
    Me gustó mucho. Tiene demasiadas cosas. La sátira de Hollywood es muy buena, el bloqueo del escritor y el escribir por escribir creo que se describen perfectamente, que de bloqueos sobre todo sé bastante... Y cómo te atrapa, cómo sabes que hay algo raro en todo esto, cómo van llegando los giros y la película se transforma, el final...
    La verdad, hay cosas a las que creo que la gente le ha dado demasiadas vueltas. No solo pasa con esta película, a veces la gente se inventa explicaciones para mil cosas que igual, simplemente, no la tienen. Y que no la tengan es parte del encanto, si se hace bien, como lo hicieron los Coen.

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    1. Muchas veces, son los propios directores los que meten elementos sin explicación porque saben que van a conseguir que el público se exprima los sesos jaja
      Yo también soy partidario de pensar que no todas las incógnitas, ni de ésta ni de ninguna otra película, deben ser resueltas. A veces sólo hay que dejarse llevar y ya está.

      Claro, luego están los típicos espectadores que pillan unas rabietas de narices porque la película no se lo ha dado todo bien masticadito, hasta el último detalle, pero allá ellos.
      Bienvenidos sean los cabos sueltos!!

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