Cuando fui a ver la primera entrega de Insidious iba un poco receloso, ya que casi todo el cine de terror comercial es una mierda, pero por aquel entonces no sabía quien era su director, James Wan, y tampoco sabía que su nombre era sinónimo de calidad. De haberlo sabido, habría ido mucho más tranquilo al cine, y justo por eso, porque a estas alturas sé de sobra que James Wan es un crack, anoche fui a ver la secuela de esta película estando seguro al 98% de que me iba a gustar, pero todo ha sido mejor de lo que esperaba.
Para empezar, de entrada creía que Insidious 2, pese a estar casi convencido de que iba a ser muy buena, resultaría ser una secuela pura y dura, repitiendo la fórmula de la primera entrega. Es decir, creí que sería un producto decente, pero más de lo mismo. Tampoco es que eso me importase, pero debo admitir que lo que finalmente vi superó mis expectativas y, tal y como ocurrió con la película original, me llevé una grata sorpresa, y eso que es difícil que una segunda parte sorprenda. En fin, puede ser una buena película, incluso mejor que la original, pero que llegue a sorprender es harina de otro costal. Bien, Insidious 2 lo consigue, pero ¿Por qué?

Pero, para no enrollarme más, os lo diré de una forma más clara: Insidious e Insidious 2 son una sola película contada en dos partes, y aunque ni de coña fuese esa la primera intención de sus creadores, el guión de esta continuación conecta y se fusiona perfectamente con la primera película, funcionando como eso, una expansión del universo creado por James Wan y Leigh Whannell, que son dos tíos que aman el género, y eso se nota. Creo que esto lo habré dicho cien veces, pero no me canso: cuando un cineasta o guionista ama el cine, SE NOTA en las películas que hace.
La sorpresa más significativa, y que a mí me dejó con los huevos colgando, por cierto, es la que atañe a la fantasmal vieja de negro que acosaba al protagonista en la primera película. No voy a contaros de qué va la cosa, pero dudo mucho que nadie se lo viese venir.

Y bueno, huelga decir, especialmente tratándose de una película de James Wan, que la ambientación es extraordinaria, al igual que la fotografía, y la combinación de ambos elementos dan como resultado una atmósfera pesadillesca, deprimente y opresiva.
El final, por suerte, es igual de bueno que el resto del conjunto, cerrando definitivamente el círculo que se abría en la película original, y de paso nos regala un guiño referente a un viejo amigo con la cara roja y afiladas garras metálicas.
No me queda más que recomendar esta película a los que disfrutaron con la primera, porque estamos ante una de esas secuelas útiles que verdaderamente aportan algo a su predecesora. Mucho, en éste caso.
La verdad es que yo iba pensando en Insidious 2 como una película todavía más caricaturesca que la primera, pero al contrario: me pareció bastante más sutil en cuestión de sustos y trama. Y sí, pienso que es un perfecto complemento a su antecesora, nada forzada, a diferencia de mis expectativas. Y es que con el final de la primera parte ya me estaba preguntando cómo demonios se las iban a arreglar.
ResponderEliminarAy, sí tengo a Insidious como lo mejorcito del cine de terror "comercial", como dice usted. Me sorprendió bastante los aires obscuros y el gran desarrollo que sólo el señor Wan maneja tan bien.
Sí, efectivamente es más sutil y menos bizarra (aunque eso nunca me molestó en la primera), y apuesta por un guión más elaborado y menos simple.
Eliminar