Quizá el nombre de Shane Black,
el director y guionista de Dos buenos
tipos, no diga gran cosa al espectador casual, pero si recalcamos que este
tío fue quien escribió los guiones de Arma
Letal, El último boy scout, The monster Squad, y que además ha
dirigido Iron Man 3 (que es la mejor
de todas aunque el resto de la humanidad no se haya dado cuenta todavía) y la
estupenda Kiss, Kiss, Bang, Bang,
igual empezáis a mirarlo con otros ojos.
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Pero ya basta de dar la chapa.
¿Qué nos ofrece Dos buenos tipos?
Pues, efectivamente, una buddy movie de manual perfectamente ejecutada, con
geniales diálogos y una media de dos buenas ideas cada cinco minutos.
El argumento de Dos buenos tipos gira en torno a dos
personajes completamente opuestos (un detective sinvergüenza interpretado por
Ryan Gosling, y un matón a sueldo al que encarna Russell Crowe) que, en Los
Ángeles de los años 70, se ven obligados a unir fuerzas para resolver un caso
conspiratorio relacionado con dos grandes industrias: la del automóvil y la del
porno.
A partir de aquí se sucederán un
sinfín de momentos locos, graciosos y violentos a cargo de sus dos
protagonistas, los cuales resultan carismáticos y entrañables gracias a la
buena pluma de Shane Black y, sobre todo, a la química entre Ryan Gosling y
Russell Crowe, dos actores que no han explotado su más que notable vis cómica.
Black consigue que el ritmo sea
constante y que el espectador no sepa qué va a pasar dentro de diez minutos;
primero porque el guión es así de bueno y estimulante, y segundo porque el
director se encarga de colar un par de giros argumentales que convierten a la
película en una montaña rusa.
Podría decirse que Dos buenos tipos es la secuela
espiritual de Kiss, Kiss, Bang, Bang,
ya que no hace falta tener un doctorado para ver que entre ambas hay bastantes
elementos en común, pero lo más importante es que tanto una como otra poseen el
mismo espíritu y ADN. Lo que quiero decir es que si os gustó la peli de Robert
Downey Jr. y Val Kilmer, esta os va a gustar también porque es de la misma
calaña… pero mejor, incluso.
De todas las cosas bonitas que se
me ocurre decirle a la película, la más generosa es que si se hubiese hecho a
principios/mediados de los 90, hoy sería de culto total y muy probablemente
contaría con un par de secuelas. Esto último espero y deseo que se haga
realidad aunque ya no estemos en los maravillosos 90.
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