Existe una ley no escrita entre
los espectadores, según la cual el western es un género al que no se le puede
añadir ningún elemento fantástico ni sobrenatural. Si se hace, la gente suele
llevarse las manos a la cabeza y tildar a la película en cuestión de
extravagancia. En otras palabras: el western debe estar siempre cortado por el
mismo patrón y ceñirse a las reglas establecidas desde hace décadas.
No hace falta decir que discrepo
con este planteamiento. De hecho, opino que el western, tanto por la época como
el lugar en el se ambienta este género, es perfecto para introducir elementos
terroríficos. Sin embargo es algo que no suele hacerse. Ahora mismo sólo se me
vienen a la cabeza dos títulos que mezclaron el salvaje oeste con la ciencia
ficción o el terror: Cowboys contra Aliens y Ravenous. Quizá haya alguno más
por ahí, pero ahora mismo no lo recuerdo. Sea como sea, estoy seguro de que no
abundan.
Bone Tomahawk no es exactamente
una película con tintes paranormales, y de hecho no hay nada paranormal en
ella. En muchos sentidos es una clásica película del oeste con indios y
vaqueros, pero con la particularidad de que su tono es terrorífico. A veces el
tono lo es todo. Ajustando este elemento debidamente, se podría conseguir que
Solo en Casa fuese una película de terror.
La historia que nos cuenta Bone
Tomahawk no se anda por las ramas ni busca la complejidad; la doctora del
pueblo ha sido raptada por una tribu de indios caníbales y un grupo de
valientes se ofrece para ir a rescatarla.
El reparto de lujo encabezado por
Kurt Russell, Patrick Wilson, Mathew Fox y Richard Jenkins da empaque a una
película a la que la falta de presupuesto la hace cojear un poco. Si esto
hubiese sido un drama intimista o una comedia romántica no habría pasado nada,
pero al tratarse un filme de época se nota mucho más la falta de presupuesto.
Aunque tampoco es un obstáculo que eche
por tierra toda la película, ya que resulta igualmente disfrutable y conseguida
en muchos sentidos, como por ejemplo en sus efectos especiales clásicos o en la
efectividad de un guión con bastantes buenas ideas y momentos verdaderamente
brutales y crudos.
En definitiva, Bone Tomahawk es
una película humilde, atípica y áspera como el papel de lija en la que merece la pena
invertir las más de dos horas que dura.
The Burrowers (comentada en mi blog), Ciudad fantasma, Jonah Hex, Inn of the Damned son algunas de las mezclas de western y género fantástico (ya sea terror u otros) que puedes encontrar. También hay algunas como Dust Devil (en mi blog) que tienen elementos de western y terror pero están ambientadas en la actualidad.
ResponderEliminarLo cierto es que, efectivamente, no hay muchas mezclas de este estilo. Probablemente porque la mayoría, como Jonah Hex, son bastante malas y solo unas pocas, como The Burrowers y Dust Devil, son realmente buenas.
Bone Tomahawk no la he visto todavía, ya que hasta finales de año no sale en Blu, pero obviamente me interesa, aunque fuera solo por el reparto.
Claro, hay algún titulillo por ahí, pero no es lo que más abunda.
EliminarSea como sea, la gente suele extrañarse cuando se topan con un híbrido entre western y fantástico.
Tanto es así que hace unos años, contándole a un amigo una idea que tenía para un relato de western con monstruo, me miró con cara de "¿¿pero eso cómo se mastica??".
Es como que puedes meter elementos fantásticos en cualquier época y lugar... ¡salvo en el salvaje oeste! Ahí sólo tienen cabida vaqueros, indios y caballos.
Y si a eso le sumas que la película está bastante bien...
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