miércoles, 27 de enero de 2016

The Final Girls


Parodiar es fácil, y si no que se lo digan a los creadores de la franquicia Scary Movie y similares, pero parodiar de forma inteligente y fresca es otro cantar reservado a unos pocos capaces de hacerlo.
The Final Girls nos cuenta la historia de un grupo de amigos que acaban metiéndose en una película de terror slasher, de ésas en las que un asesino enmascarado persigue y elimina a un puñado de jóvenes descerebrados. A partir de este punto, The Final Girls se convierte en un constante y divertido ejercicio de metacine como lo fue Scream en su día, solo que en este caso todo es diferente. Igual pero diferente al mismo tiempo.

The Final Girls, del mismo modo que Scream o la sobresaliente The Cabin in the Woods, funciona a base de tópicos, concretamente los del género que parodia, ya sea en forma de situaciones o personajes. Son su combustible y la historia avanza y se desarrolla gracias a eso, que es lo mismo que ocurría en Scream. La mayor diferencia es que, en este caso, los protagonistas están literalmente dentro de una película, lo cual genera situaciones y momentos tan surrealistas como el proceso de viajar a un flashback, ver el título de la película suspendido sobre las cabezas de los protagonistas o contemplar un amanecer mientras los créditos surcan el cielo.

Como ya digo, la fórmula no es nueva pero la manera de ejecutarse sí.
El director utiliza estos recursos para satirizar y reírse cariñosamente de un género que tuvo su mayor momento de gloria en los 80, pero al mismo tiempo, entre chiste y chiste, aprovecha para colarnos un trasfondo sobre la superación del duelo por perder a un ser querido. Y la jugada, por descabellada que parezca, le sale bien.

Lo único que chirría un poco de esta innovadora propuesta es su corrección política, y tanto es así que incluso me atrevería a afirmar que The Final Girls puede ser vista en familia. Esto no resultaría tan llamativo, e incluso frustrante, si no fuera porque lo que se parodia es un subgénero en el que, por encima de todo y hablando en plata, abunda la sangre y las tetas. Pues bien, en The Final Girls, incomprensiblemente, no hay nada de eso, siendo el resultado final una película muy original, divertida y bien realizada… pero descafeinada. Podría entender su recatamiento (¿existe esta palabra?) si se tratara de una superproducción de Hollywood, ya que debería llegar al máximo número de espectadores para recaudar todo posible, pero tratándose de una película independiente de bajo presupuesto, con una libertad creativa mucho mayor, me resulta cuanto menos curiosa su censura voluntaria.
Sea como sea, las virtudes son más que los defectos, y eso es lo importante. 

Vale la pena echarle un vistazo. 

jueves, 21 de enero de 2016

Star Wars: El despertar de la fuerza



Mis sentimientos hacia esta película eran encontrados, incluso demenciales. Por un lado temía que la saga volviese a hundirse en el fango como lo hizo en los Episodios I, II y III, pero por otra parte sabía que el director era J.J Abrams, alguien a quien se le puede acusar de muchas cosas… excepto de hacer películas aburridas.
Lo único que tenía claro con esta película era que iría a verla al cine, porque aunque no me considere un fanático de Star Wars, ni siquiera un fan, hay algo en esta saga que consigue que casi todo el mundo con sangre en las venas le tenga cariño como mínimo, por no hablar de la forma tan brutal en que ha echado raíces en la cultura popular. Star Wars es mucho más que una saga de películas, y eso, guste más o guste menos, hay que admitirlo.
Lo primero que se advierte en El Despertar de la Fuerza es que, gracias a vete tú a saber qué dios, el tono tedioso y aburrido de las precuelas ha desaparecido. Star Wars vuelve a ser acción, aventura, humor y mucho entretenimiento. Por lo que a mí respecta, con eso basta cuando se trata de este tipo de cine, lo que no puedo tolerar es que algo que lleve la marca Star Wars me aburra (y sí, estoy hablando otra vez de las precuelas).

Abrams es un fan de la saga, y gracias a este hecho y al sentido del espectáculo que posee el director de Super 8, El Despertar de la Fuerza retoma el tono de la trilogía clásica, lo cual incluye el uso de efectos especiales prácticos como disfraces, animatronics, etcétera, a diferencia de las precuelas (efectivamente, vuelvo a lanzar mierda contra esa trilogía), donde se usaron los efectos digitales de forma absurda, excesiva e injustificada. Me atrevería a decir que al Episodio III: La Venganza de los Sith le falta el canto de un duro para que sea considerada una película de animación.

Hay que admitir que la película es un reclamo innegable para las nuevas generaciones. Cualquier chaval que vea el trailer se interesará automáticamente por la película, pero también lo harán los fans más veteranos, pues El Despertar de la Fuerza usa la nostalgia a cañonazos (encontramos Terminator: Génesis o Jurassic World, sin embargo la gran diferencia radica en que el Episodio VII tiene muchas más armas, recursos y ases en la manga. Usa la nostalgia de forma descarada, sin piedad, pero es que todo lo demás es maravilloso, desde la dirección y los efectos especiales hasta su sentido del espectáculo y personajes carismáticos que se pasean por la pantalla (todo el reparto es excelente, sobre todo Daisy Ridley y Oscar Isaacs), incluyendo el villano, el cual me ha parecido todo un acierto. En Jurassic World, por ejemplo, no había nada de eso ni ningún otro recurso artístico, sólo nostalgia barata como cebo para atraer a los fans.
equivalencias clarísimas con la saga original) para captar a sus antiguos seguidores. Yo mismo he criticado mucho este recurso traicionero usado también en títulos como


En resumen, quizá El Despertar de la Fuerza no sea una película revolucionaria ni original, y puede que tampoco sea mejor que la saga clásica (ni creo que fuese su intención), pero desde luego no me cabe duda de que está a la altura y es digna de llevar el nombre de Star Wars.  
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