Un grupo de personas, todas ellas radicalmente distintas entre sí, queda encerrado en un humilde bar madrileño porque en la calle comienza a morir gente de forma misteriosa.
Álex de la Iglesia lleva una racha
regular. Quien años atrás nos sorprendiera gratamente con títulos rompedores y
atrevidos como El día de la bestia, Muertos de risa o La
Comunidad , parecía haber caído en un agujero negro del
que no salía. Decepción tras decepción, parecía que de la Iglesia no iba a volver
jamás a ser quien fue… y entonces llegó El
Bar y todos nos calmamos. No es su mejor película pero sí es un regreso a
los orígenes, a los buenos tiempos de títulos tan gamberros y oscuros como La
Comunidad , donde se hacía una pesimista disección de la
naturaleza humana y la mala uva que nos caracteriza. Y es que a la hora de
plasmar lo peor del ser humano, su mezquindad, su patetismo y su, en ocasiones,
repugnante filosofía y avaricia, pocos cineastas hay como Álex de la Iglesia. Todo eso está en El Bar, y ya se echaba de menos.
Viendo los trailers parecía que
estábamos ante una propuesta similar a la planteada en la estupenda Última llamada (Joel Schumacher, 2002),
donde Colin Farrell quedaba encerrado en una cabina telefónica, acorralado por
un francotirador chiflado.
Pero me negaba a aceptar que de la Iglesia fuese tan poco
original. Es cierto que en un primer momento puede parecer que el enemigo de
esas pobres almas encerradas en el bar es un francotirador o un terrorista,
pero pronto descubrimos que la realidad es aún más aterradora y siniestra. De
hecho, el primer juego que propone la película es el del desconcierto, el
misterio de no saber qué hay ahí fuera: ¿Se trata de un francotirador? ¿Un
Apocalipsis bíblico? ¿Están los protagonistas muertos y no lo saben? ¿Es el bar
el mismísimo purgatorio? Esa paranoia PhilipDickniana consigue que incluso el
espectador esté confuso y espere cualquier respuesta por demencial que sea.
Pero la clave
de todo, el motor que mueve la película, son las reacciones de este grupo de
personas dispares entre sí. El modo de afrontar el hecho de no tener nada en
común y, al mismo tiempo, estar sometidos a un enemigo invisible que amenaza
sus vidas.
A partir de la
segunda mitad de la película, cuando conocemos lo que se está cociendo en la
calle y todo se centra en el plan de huída de los supervivientes, El Bar se vuelve algo más convencional
y tópica, pero igualmente disfrutable y terrorífica a su manera. Pese a la
relativa pérdida de frescura en la propuesta, el sello del director está ahí…
El sello añejo, el bueno. El que tanto nos hizo disfrutar en los 90. El que
echábamos de menos, en definitiva.
Y como viene
siendo costumbre en las películas del director vasco, el reparto quita el hipo.
No sólo está repleto de rostros conocidos (Terele Pávez, Blanca Suárez, Mario
Casas, Secun de la Rosa ,
Carmen Machi y el malagueño Jaime Ordóñez entre otros), sino que todos están
perfectos en sus roles.
Buenísimo entonces que regrese en buena forma... No hay que perder a los autores que tienen un estilo... Saludos 🙋
ResponderEliminarAsí es. Quizá no sea su mejor películas, pero sí creo que es digna de estar entre las buenas de este director, muy al contrario de las últimas que ha hecho.
EliminarGracias por comentar! Un saludo :)
Yo no pensaba verla, porque sus últimas películas no me habían gustado (la última que me gustó realmente fue Muertos de risa), pero tras oír que no es una versión cañí de Tower Block, me ha despertado el interés.
ResponderEliminarYo pensaba eso mismo, que iba a ser una especie de Tower Block o Última Llamada, y de hecho fui al cine convencido de que los tiros (¡CHISTACO!) irían por ahí... pero no, así que mejor :D
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