sábado, 1 de abril de 2017

Logan


A estas alturas ya sabemos de sobra que la saga X-Men es un cacao indescriptible. Tras reinicios, spin offs irregulares (los de Lobezno. El primero horrible; el segundo, bastante digno) y sobresalientes (Deadpool), y líneas temporales que se cruzan aquí y allá, queda claro que la continuidad no es algo que esta saga se tome demasiado en serio.  
Es una franquicia extraña, donde ocurre algo que no recuerdo haber visto en ninguna otra: dentro de la misma saga, hay películas para todos los públicos y otras para mayores de 18 años. El niño que disfrutó con la primera de X-Men no podrá ver (o no debería ver) Deadpool ni Logan.


Y hablando de Deadpool, es a esa película a la que tenemos que agradecer la existencia de Logan. Bueno, quizá no la existencia en sí misma, pero si su naturaleza adulta. Gracias a Deadpool, película para mayores de 18 que arrasó en taquilla, Fox abrió los ojos y vio que una película para adultos puede dar beneficios… y por eso decidieron que en Logan hubiera algo que debería haber habido siempre: lenguaje soez, sangre y desmembramientos. Lobezno ha salido en ocho películas, y es ahora, AHORA, cuando los efectos de sus garras se ven realistas y coherentes. ¿Quién puede creerse que un tío con garras en las manos no deje un reguero de sangre y casquería después de cada batalla? Pues eso es lo que nos llevan colando desde la primera película… hasta ahora.
Pero Logan no sólo es adulta porque contenga palabras malsonantes, violencia y sangre, sino también porque toca temas, como la vejez, la muerte o la paternidad, que poco o nada interesarían a un público juvenil.

Me alegra que se hagan películas de superhéroes adultas. Es un subgénero que muchos puristas conservadores no terminan de tomarse en serio, por eso me parece fenomenal que algunas de estas películas no vayan dirigidas al público adolescente, demostrando así que pueden ofrecer mucho más que simple entretenimiento y efectos especiales. Logan es una buena película pensada para callar bocas.
Quien vaya a verla esperando encontrar dos horas de acción desenfrenada, que cambie el chip ahora mismo. En Logan hay acción y escenas espectaculares, pero también abundan los momentos de reflexión y humanidad que harán mirar la hora al espectador casual que sólo busque desconectar. Logan demuestra lo que muchos niegan: que un blockbuster puede tener sustancia y ser buen cine. 


Del trío protagonista sólo se pueden decir cosas positivas. Hugh Jackman lleva muchos años interpretando notablemente a Lobezno (otra cosa es que el personaje haya sido edulcorado, pero el actor no tiene culpa de eso), Patrick Stewart lo borda dando vida a un involuntariamente peligroso Charles Xavier senil (¿Qué ocurre cuando enferma el cerebro más poderoso del planeta? Pues que hay que tener mucho cuidado) y la jovencísima Dafne Keen, de tan sólo 12 años, encarna a Laura/X-23, una mutante letal provista de garras, igual que Lobezno.
Teniendo en cuenta lo conservadores que son los americanos (para algunas cosas), me pregunto si Fox se las habrá tenido que ver con la censura a la hora de mostrar imágenes de una niña masacrando y mutilando personas. Me recuerda a lo ocurrido en su momento con Hit-Girl, el personaje estrella de la estupenda Kick-Ass.

En resumidas cuentas, Logan es una muy buena película. Un western crepuscular, duro y pesimista que pone punto y final de la forma más digna posible a este personaje. Lo único que me da lástima es que la mejor película de Lobezno haya llegado tan tarde, justo ahora que nos dice adiós para siempre. 

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