A estas alturas ya sabemos de
sobra que la saga X-Men es un cacao
indescriptible. Tras reinicios, spin offs irregulares (los de Lobezno. El
primero horrible; el segundo, bastante digno) y sobresalientes (Deadpool), y líneas temporales que se
cruzan aquí y allá, queda claro que la continuidad no es algo que esta saga se
tome demasiado en serio.
Es una franquicia extraña, donde
ocurre algo que no recuerdo haber visto en ninguna otra: dentro de la misma
saga, hay películas para todos los públicos y otras para mayores de 18 años. El
niño que disfrutó con la primera de X-Men
no podrá ver (o no debería ver) Deadpool
ni Logan.
Y hablando de Deadpool, es a esa película a la que
tenemos que agradecer la existencia de Logan.
Bueno, quizá no la existencia en sí misma, pero si su naturaleza adulta.
Gracias a Deadpool, película para
mayores de 18 que arrasó en taquilla, Fox abrió los ojos y vio que una película
para adultos puede dar beneficios… y por eso decidieron que en Logan hubiera
algo que debería haber habido siempre: lenguaje soez, sangre y
desmembramientos. Lobezno ha salido en ocho películas, y es ahora, AHORA,
cuando los efectos de sus garras se ven realistas y coherentes. ¿Quién puede
creerse que un tío con garras en las manos no deje un reguero de sangre y
casquería después de cada batalla? Pues eso es lo que nos llevan colando desde
la primera película… hasta ahora.
Pero Logan no sólo es adulta porque contenga palabras malsonantes,
violencia y sangre, sino también porque toca temas, como la vejez, la muerte o
la paternidad, que poco o nada interesarían a un público juvenil.
Me alegra que se hagan películas
de superhéroes adultas. Es un subgénero que muchos puristas conservadores no
terminan de tomarse en serio, por eso me parece fenomenal que algunas de estas
películas no vayan dirigidas al público adolescente, demostrando así que pueden
ofrecer mucho más que simple entretenimiento y efectos especiales. Logan es una buena película pensada
para callar bocas.
Quien vaya a verla esperando
encontrar dos horas de acción desenfrenada, que cambie el chip ahora mismo. En Logan hay acción y escenas
espectaculares, pero también abundan los momentos de reflexión y humanidad que
harán mirar la hora al espectador casual que sólo busque desconectar. Logan demuestra lo que muchos niegan:
que un blockbuster puede tener sustancia y ser buen cine.
Del trío protagonista sólo se
pueden decir cosas positivas. Hugh Jackman lleva muchos años interpretando
notablemente a Lobezno (otra cosa es que el personaje haya sido edulcorado,
pero el actor no tiene culpa de eso), Patrick Stewart lo borda dando vida a un
involuntariamente peligroso Charles Xavier senil (¿Qué ocurre cuando enferma el
cerebro más poderoso del planeta? Pues que hay que tener mucho cuidado) y la
jovencísima Dafne Keen, de tan sólo 12 años, encarna a Laura/X-23, una mutante
letal provista de garras, igual que Lobezno.
Teniendo en cuenta lo
conservadores que son los americanos (para algunas cosas), me pregunto si Fox
se las habrá tenido que ver con la censura a la hora de mostrar imágenes de una
niña masacrando y mutilando personas. Me recuerda a lo ocurrido en su momento
con Hit-Girl, el personaje estrella de la estupenda Kick-Ass.
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